Empezar un plan cetogénico trae consigo una mezcla de emociones: motivación, expectativas y, en algunos casos, síntomas físicos inesperados. Uno de los más comunes, especialmente durante los primeros días de adaptación, es el dolor de cabeza. Y aunque puede ser desconcertante, es una respuesta natural de tu cuerpo al cambio metabólico que estás provocando.
Este malestar forma parte de lo que se conoce como "gripe cetogénica", un conjunto de síntomas que algunas personas experimentan al reducir drásticamente los carbohidratos de su alimentación. ¿Por qué sucede? La explicación está en cómo tu organismo comienza a dejar de usar la glucosa como fuente principal de energía y empieza a producir cuerpos cetónicos a partir de las grasas.
Durante este proceso de transición, se produce una rápida eliminación de líquidos y electrolitos, lo que altera temporalmente el equilibrio de sodio, potasio y magnesio en tu cuerpo. Esta deshidratación relativa es una de las principales causas de los dolores de cabeza al inicio de la cetosis.
Además, al dejar de consumir alimentos ricos en carbohidratos, disminuyen los niveles de insulina y, con ello, también se reduce la capacidad del cuerpo para retener sodio. Esto provoca que elimines más agua por la orina, y con ella, minerales esenciales para el buen funcionamiento neuromuscular y cerebral. El resultado: cansancio, irritabilidad y dolor de cabeza.
La buena noticia es que este síntoma no solo es temporal, sino que también puedes prevenirlo o aliviarlo de forma sencilla si actúas a tiempo. Hidratarte correctamente es fundamental. No basta con tomar agua; es importante reponer los electrolitos que se pierden durante este ajuste metabólico. Una pizca de sal del Himalaya en el agua, consumir agua mineral natural o incluir caldos caseros pueden marcar una gran diferencia.
Otro recurso clave es asegurarte de dormir bien durante los primeros días de cetosis. El cuerpo necesita adaptarse y el descanso profundo facilita este proceso. Además, incluir alimentos cetogénicos ricos en minerales como espinacas, jitomate y pepinos puede ayudar a equilibrar los niveles de potasio y magnesio, reduciendo así las probabilidades de dolor de cabeza.
Si ya presentas este síntoma, puedes aliviarlo también con infusiones relajantes como té de manzanilla o menta, y evitar hacer ejercicio intenso en esos primeros días, permitiendo que tu cuerpo se adapte con menos exigencias.
La gripe cetogénica, y en especial los dolores de cabeza, suelen desaparecer en cuanto el cuerpo alcanza un estado de cetosis más estable, generalmente entre el tercer y séptimo día. La clave está en no desesperarse, escuchar a tu cuerpo y hacer pequeños ajustes para facilitar la transición.
Recuerda que en Zélé te acompañamos en cada etapa de tu
proceso. Nuestro enfoque no solo busca llevarte a una
cetosis de manera efectiva, sino también cuidarte durante la
cadaptación, para que te sientas bien en todo momento. Si quieres recibir orientación personalizada para empezar tu plan cetogénico sin malestares, agenda tu valoración y hazlo de la
mano de expertos.